jueves, 16 de octubre de 2014

Marsupio

Y desde aquí, mientras escribo mis tonterías una vez más desde un Café Internet y un tipo está al pendiente de lo que estoy escribiendo justo ahora, creo que ya se ha dado cuenta que lo descubrí porque volvió la mirada hacia su computadora en la que seguramente trabaja con un compañero de la escuela.
Es curioso porque con esto me doy cuenta de que en realidad el modelo de "Trabajo en equipo" al parecer no ha cambiado mucho desde que yo estudiaba, uno es el que investiga y escribe y el otro se la pasa viendo el monitor opinando de vez en cuando acerca de como se debe hacer o no un trabajo. Y ahora que lo recuerdo yo fui de esos alguna vez, mas que nada porque muy esporádicamente me llegaban a llamar la atención la totalidad de las materias a cursar, siempre preferí la Historia Universal a las Matemáticas y las clases de Español o Artes a la Química o la Física. Pero bueno, esto no se trataba de escribir acerca del tipo fisgón de al lado de mi computadora la cual no es mía sino que sólo la estoy rentando por un tiempo indefinido más no infinito.

Ahora, de lo que sí quería hablar es acerca del como me afecta en lo personal los inesperados cambios de modo de vida, la vuelta a uno de los lugares que me vieron correr cuando era niño (sé que no lo entenderán pero tampoco lo pienso explicar) más que nada en mi comportamiento y la manera en que de pronto empiezo a pensar. Me doy clara cuenta de que cada que recibo un poco de ese gustito amargo que de pronto tiene la vida me dan ganas de escribir, de cantar y de emprender aunque no tenga la menor idea del modo en que lo voy a llevar a cabo.

Y  eso era, era eso. Pienso que del modo en el que he vivido hasta hoy, así sea que no he logrado gran cosa sí me he descubierto como una persona muy corruptible, indecisa y mal pensada que muchas de la veces sólo piensa en ella. Y no, eso no está del todo mal, al contrario, me sirve para tratar de encontrar en eso una manera de impulsarme, vamos, como un trampolín de alberca pública, pública como este Café Internet el cual empieza a oler al sobaco de todos los estudiantes, ingenieros, obreros y empleados que lo poblamos en este instante (el estudiante que estaba a mi lado fisgoneando ahora cambio de puesto con el que escriía, lo alo es que el otro ahora ya volteó a ver la pantalla de mi pc).

¡Ah, sí! les decía que me encuentro sensible, un poco retraído con los demás seres, pero por dentro mil ideas vienen y van, algunas ideas viejas y disparatadas de proyectos inconclusos o sin tan siquiera haber sido comenzados y otras mas bien ideas jóvenes y con unj poco más de madurez misma que ha venido con la edad mmmm... está bien, llámale madurez, llámale vejez, llámale marsupia sin fondo ni salida.

Espero pronto grabar un podcast y que todos me amen como me amaron algún día las multitudes sin que hacer, habitantes todas de un mundo que tal vez murió el 2 de Octubre de este culero 2014.


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